Viernes Santo

18 de Abril de 2025

Evangelio: San Juan 18:1—19:42

Unos pocos días antes, Jesús entra en la ciudad santa con una multitud que le ovaciona… a los pocos días toda la maquinaria del poder lo coloca en una cruz…

El inocente condenado, el predicador de esperanzas, el que decía que los pobres eran bienaventurados porque de ellos y ellas era el reino de Dios… Que el alimento alcanzaba para todas las personas porque en el buen repartir hay milagro de abundancia[1]

Para otros un revoltoso que pone en riesgo la sociedad y la cultura de la “gente de bien” ha sido sacado del camino con un mensaje disciplinatorio para todos y toda los que intenten anunciar un mundo diferente, un mundo donde los y las más vulnerables, son los y las amados y amadas por Dios, un mundo que anuncia la “falta” para que todas las personas vivan con miedo de perder las migajas que han logrado reunir, donde los otros y otras no son prójimo sino amenaza a las migajas que han logrado juntar…

El poder de las tinieblas se ha manifestado en su plenitud. Jesús, un predicador ambulante que traía mensajes desestabilizadores y peligrosos, poniendo en tela de juicio el orden establecido ha sido silenciado con un mensaje claro a todos y todas que piensen siquiera en hacer algún tipo de reclamo…

La frase final en los devocionales de la Siete Palabras de Jesús en la cruz es:

“Todo se ha cumplido”

Entonces, inclinó su cabeza y murió.[2]

A vista de todos y de todas, los poderes destructivos de nuestro mundo han triunfado nuevamente.
Las esperanzas han sido destruidas, las voces de alegría han sido calladas…

Recuerdos de tiempos mejores que han sido destrozados con el asesinato del predicador…

Gestos de misericordia, prudentes…  José de Arimatea le pide el cuerpo a Pilato. Junto con Nicodemo que trae los bálsamos, envuelven el cuerpo de Jesús en el sudario con los bálsamos y lo colocan en una tumba nueva. Esta faceta es diferente a los otros relatos evangélicos. Estamos leyendo a San Juan este año. Aparece la misericordia donde no la esperaríamos… una misericordia piadosa que se inscribe dentro de los límites de aquello que no cambia, pero con la transgresión que han tocado el cadáver y desde la comprensión de época, han quedado impuros y no podrán participar de la Pascua en el Templo. Sin saberlo están participando ya en la Pascua plena de la redención del mundo…
Será María Magdalena que irá al sepulcro muy temprano a la mañana del domingo y será ella la primera apóstol de un tiempo inesperado[3]
LA resurrección de Jesús, el Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo se vuelve la clave para volver a leer la cruz. Viernes Santo se lee en toda su integralidad trágica, donde todas las fuerzas del mal que intentan perpetuarse son vencidas allí mismo es esa cruz clavada en la tierra.
Martín Lutero señala: “Cruz sóla es nuestra teología”[4]

Es en la cruz donde Dios se revela. A partir del mensaje d ella Pascua, donde se confirma el evento de la muerte de Cristo como salvación, liberación, salud para el mundo y nuestras vidas.

La cruz deja de ser el final de todas las esperanzas, deja de ser el final del triunfo de todos los poderes que esclavizan al ser humano y de donde no hay escapatoria.
La cruz es la ventana por la cual Dios es revelado en su absoluta gracia colocando todo a favor de lo humano y toda su creación. El Dios inmortal muere por nosotros y nosotras derrotando la muerte y todos los poderes que sostienen las injusticias en nuestro mundo.
En esta ventana que la cruz abre, iluminada ahora por la luz del amanecer de la Pascua, participamos de la vida plena ya en la tarea cotidiana de hacer presente en nuestras acciones ese mundo renovado que se ha inaugurado en la cruz.
Ya no la cruz del final de los “clásicos” vienes santo que se abandonan ante una “pascua de alegrías” que no conectan con el sufrimiento humano, todo lo contrario, la luz de la mañana pascual ilumina la cruz para entenderla desde esa luz de la resurrección y allí volvemos bañados y bañadas con esa mirada que nos da la Pascua.
No ha sido un acto para aplacara un dios enfurecido con el pecado humano,. Ha sido la redención plena que habilita un mundo nuevo. El mal ya no tiene reclamo alguno de poder en el mundo, porque el Cordero de Dios lo “pagado” y por lo tanto todo lo que se haga en la continuidad de la prédica y acciones de Jesús son parte de ese reino de Dios en el cual hemos sido incluidos e incluidas.[5]
La ventana que la cruz abre en primer lugar nos revela al Dios escondido, no donde le esperamos encontrar, sino donde verdaderamente está. Junto a todos y todas las que sufren.
Simultáneamente nos muestra dónde esta el campo de para las buenas obras de fe: la justicia y bienestar del prójimo en acciones y palabras, con la seguridad que las fuerzas del mal que aún producen dolor y destrucción, han sido vencidas.

[1]Ref a San Juan……….. y los relatos de paralelos de San Mateo, San Marcos y San Lucas
[2]San Juan 19:30
[3]Referencia aSan Juan 20:1-2
[4]Referencias: Conferencias sobre los Salmos (Tomo 10 de la Obras de Martín Lutero, Edición Americana) y el Art 19 de la Disputación de Heidelberg
[5]La “expiación” en Martín Lutero sigue la formulación antigua y no la más reciente, la “Latina” de la satisfacción penal de San Anselmo. Ref: Gustaf Aulén. Christus Victor. An Historical Study of the Three Main Types of the Idea of Atonement.

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