Mensaje de Pentecostés

“Felipe le dijo: «Señor, muéstranos el Padre. Con eso nos basta.». Jesús le dijo: «Hace ya tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y tú, Felipe, no me has conocido?” (Ev. De Juan, 14:8-9)
Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo; la persona de la Trinidad que a las iglesias cristianas más antiguas pareciera resultarnos un poco huidiza.
Porque pareciera que otras comunidades cristianas (más expansivas, más bulliciosas, con mayor crecimiento) tienen más del Espíritu Santo. Incluso hay quienes sostienen que no es que tienen más, sino que simplemente algunas comunidades tienen el Espíritu Santo, y otras no.
Será así? Será que hay que resignarse a la exigua/inexistente presencia del Espíritu Santo en nuestras comunidades o sino, por el contrario, abrazar las formas y los modos de quienes parece que tienen mayor espiritualidad?
Cómo se expresa la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas?
La respuesta de Jesús al pedido de Felipe puede sugerirnos una respuesta parecida del Espíritu Santo a nosotros, nosotras, y nuestras comunidades hoy:
Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, y no me conocen?
Buscamos aquí y allá el Espíritu Santo y mientras, delante nuestro, nos pregunta con sorpresa, pero con dulzura: hace tanto tiempo que estoy con ustedes y no me conocen?
Escuchamos esa voz? Dónde? Y qué nos dice?
En el Plan Estratégico 2015-2020 de la iglesia, se expresa al cierre de la introducción que “Es el Espíritu el que abre el camino a la iglesia; no es la iglesia quien planifica los caminos del Espíritu”.
Con esa guía en nuestras mentes y en nuestros corazones, en el discernimiento de la acción del Espíritu Santo en el presente y el futuro de la iglesia, como iglesia, identificamos cinco líneamientos estratégicos para los próximos años. Cinco expresiones de lo que entendemos que estamos llamadas y llamados a ser.
Tendrá relación la presencia del Espíritu Santo con nuestros objetivos estratégicos?
El primer lineamiento estratégico lo expresamos como “Ser iglesia de comunidades evangelizadas y evangelizadoras”. Con esta frase decimos que sabemos que tenemos una Buena Noticia que compartir con el mundo, pero también sabemos que necesitamos volver a escucharla y recordarla nosotros y nosotras (Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, y no me conocen?).
Y el segundo lineamiento estratégico aparece tadavía más claramente vinculado a nuestro discernimiento de la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la vida de la iglesia. Lo expresamos así: “Ser iglesia con espiritualidad comprometida y diaconal”. Y su desarrollo enfatiza que: “La diaconía es la expresión a través de nuestras manos del amor de Dios. Y es porque Dios nos ama que podemos servir (pero notemos que es porque Dios nos ama, y no “para que Dios nos ame”). Así, la diaconía es el ejercicio de una espiritualidad de la que participa activamente toda la iglesia. Una espiritualidad por la que el dolor ajeno duele como propio y se expresa en el servicio, en lo que hace por, para y especialmente junto con el prójimo.”
Luego de esta afirmación, continuamos explorando e interpretando la expresión del Espíritu Santo en nuestras comunidades a través de un párrafo en el que vinculamos algo tan ortodoxamente espiritual como la Santa Cena con algo tan prosaico y “terrenal” como la realidad de que muchas personas sufren necesidades y exclusión, y nuestra respuesta a ello:
“La diaconía, además, es una de las notas de la iglesia. Por eso es necesario recordar que la Mesa del Señor es, también, la mesa con los y las excluidos y excluidas de la tierra (cf. 1° Corintios 11). Una comunidad de fe que tenga dos mesas, una santa y “espiritual”, para las personas elegidas, y otra distinta que atienda las necesidades de “los otros” (los que no son “santos, espirituales ni elegidos”) queda fuera de la comunión con Cristo.”
Hemos podido atravesar los umbrales de nuestras “zonas de confort” para extender el mensaje de la Buena Noticia con acciones concretas? Con las personas desocupadas o quienes no tienen acceso a servicios sociales básicos?
Qué desafíos estamos dispuestos y dispuestas a asumir en esto? Tenemos disposición a caminar hacia los desafíos que Dios está poniendo delante nuestro?
Que este tiempo de Pentecostes nos impulse a conocer y reconocer la acción del Espíritu Santo. Quiera Dios que su Espíritu Santo guíe nuestras vidas.
Wilma Rommel Gustavo Gómez Pascua
Pastora Vicepresidente Pastor Presidente