La resurrección los incomodó?
“Y cuando volvieron del sepulcro les contaron todo esto a los once, y a todos los demás. Las que contaron esto a los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo, y las otras mujeres. El relato de las mujeres les pareció a los apóstoles una locura, así que no les creyeron.” (Lucas 24:9-11)
Solemos creer que para la comunidad que seguía a Jesús el peor golpe que sufrieron fue la muerte de su maestro; el sentimiento de abandono y la pregunta: “Cómo seguir ahora sin su compañía?”
Pero en realidad el impacto que los tomó desprevenidos no fue el Viernes Santo, sino la Resurrección.
El Evangelio nos dice que las mujeres del grupo, al encontrar la tumba abierta fueron con espanto a contarlo a los apóstoles. Y que los apóstoles recibieron el relato con mucho escepticismo –por decirlo del modo más elegante posible. Muchas cosas van a pasar todavía hasta que ellos puedan aceptar el testimonio de esas mujeres.
Esto nos muestra claramente que la experiencia de la Pascua, la resurrección de Jesús, no fue producto de un proceso de reflexión de los discípulos, sino el resultado de la iniciativa de Dios.
El evento de la resurrección no se encuentra con una espera ardiente de los discípulos; al contrario, casi contradice su sentimiento de fracaso, al que habían empezado a acostumbrarse. Y menos aún estaban conscientes de que desde la resurrección su rol tomaba una forma diferente. Jesús Resucitado come con ellos, les interpela y les hace tomar conciencia de que la tarea está en sus manos.
En la entrada a Jerusalén los discípulos pudieron reconocer la tarea del maestro y gritarla (Lucas 19:38) Ahora serán ellos y ellas quienes deban llevar adelante el anuncio de la buena nueva, no solo a los de su tradición -el pueblo hebreo- sino a todo el mundo (Mateo 28:19) Ellos, ellas evangelizadas/os deben evangelizar, caminar y aprender en el camino a ser seguidores del Cristo Resucitado.
Se parecerán nuestras comunidades cristianas de hoy y nosotros y nosotras al grupo de los discípulos y discípulas de Jesús luego de la crucifixión? Estamos esperando que otro u otra venga a contarnos la buena noticia? Y qué nos pasa a nosotros y nosotras con esta Buena Noticia? Nos llega a escandalizar como a las mujeres que fueron al sepulcro? Salimos corriendo para anunciarlo? O nos deja exactamente igual que antes?
La resurrección es el punto de inflexión de la acción de Dios en la historia humana. A partir de ella hay un nuevo tiempo; el tiempo de la iglesia, que no debe permanecer cerrada ni encerrada en sí misma, sino que debe salir, tal como los discípulos fueron enviados al mundo.
Así como Jesús preparó a sus discípulos, les empoderó, autorizó y los las envió; así la Iglesia hoy también debe ser capacitada y animada para llevar adelante ese mandato de compartir el amor y la gracia de Dios, poner en práctica su misericordia, denunciar aquello que no tiene que ver con la dignidad de las personas y anunciar la buena noticia que es vida digna y justicia.
Que en ésta Pascua hacia la que nos acercamos nuestro Señor Jesús rompa nuestro encierro en el fatalismo, nuestra cruz sin resurrección, y nos abra a esa nueva vida, a esa realidad más amplia que nuestros horizontes que es el Reino de Dios.
Wilma Rommel, Pastora Vicepresidente, Gustavo Gómez Pascua, Pastor Presidente
(el mensaje de pascua 2016 en PDF, clickeando en el link)